14 marzo 2011

Cuando se acabaron los mocos...

Cuando se acabaron los mocos me encontré con que había recopilado una buena pila de paquetes de kleenex que, si todo iba bien, no volvería a utilizar hasta el invierno que viene.

Todos menos éste, un paquete que encontré en un Todo a 1€, no, éste se salvaría de tan fatídico destino. Fue concebido para vivir una existencia efímera pero no lo merecía, algo me decía que su legado debía trascender más allá de mi próximo estornudo.


Pero necesitaba un soporte que encumbrara su vulgar designio, así que opté por volver a la tienda donde lo encontré y me traje esto:


Era un estuche de madera con fichas de dominó, la plataforma ideal para dar forma a lo que pasaba por mi cabeza. Un par de agujeritos por aquí, algo de lija, pintura, cola y pronto daría lugar a lo siguiente:  



  Y ocurrió lo que suele pasar en estos casos, que uno se entusiasma y acaba viéndole posibilidades a todo lo que le rodea, transformando en colgantes y pendientes cualquier resto de envoltorio, servilleta, caja de cereales o postal...

Así que escribo este post con la esperanza de que funcione como un acto catártico y pueda cerrar este círculo antes de que no me quede más remedio que iniciar una rehabilitación para recyclaholics. 


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